De todos es sabido que los activos de riesgo han sufrido varias convulsiones importantes durante los últimos años: el COVID-19, la guerra de Ucrania, la inflación elevada y el entorno de tipos de interés más altos tras un periodo de tipos de interés muy bajos (especialmente en los mercados desarrollados). Las inquietudes que han generado estos sucesos han provocado fuertes sacudidas tanto en los mercados desarrollados como en los emergentes, pero ahora que nos fijamos en 2024, esperamos ver un entorno mucho más positivo y calmado, con menos agitación en los mercados, sobre todo en los emergentes.

 

Desde hace ya algún tiempo, la clase de activos de la deuda emergente ha sufrido condicionado por las subidas de tipos en otras regiones, ya que muchos inversores no han sentido la necesidad de ir más allá de los bonos del Tesoro de EE. UU. para encontrar rendimientos más elevados y mayores rentabilidades totales. Sin embargo, la visión de consenso es que los tipos han tocado techo en los mercados desarrollados y emergentes y que los tipos muy probablemente comiencen a descender en 2024, lo que debería ser beneficioso para los mercados emergentes. De hecho, ya estamos empezando a observar un cambio de tono entre unos inversores que buscan elevar al máximo las rentabilidades y los rendimientos.

Mejora del entorno

En 2024, creemos que muchos de los riesgos que la deuda emergente ha afrontado durante los últimos años —riesgos de noticias negativas, riesgos geopolíticos, tipos de interés más altos en los mercados desarrollados y notables salidas de capitales— deberían comenzar a atenuarse o desaparecer completamente. Como consecuencia, pensamos que el foco de los inversores se desplazará desde los factores externos negativos hacia los catalizadores internos positivos de estos mercados.

 

Muchos actores del mercado solo tienen ojos para el debate entre aterrizaje suave y aterrizaje forzoso en EE. UU., pero nosotros consideramos que lo que ocurra es menos importante para los mercados emergentes. Aunque reconocemos que el escenario catastrofista podría desencadenar una oleada de ventas en los mercados desarrollados, lo que casi con toda probabilidad daría lugar a un contagio a los mercados emergentes, el factor más importante para nosotros es que los tipos comenzarán a caer sí o sí, lo que, con el tiempo, debería beneficiar al conjunto de la deuda emergente.

 

Se prevé que la mayoría de los países emergentes alcance sus objetivos de inflación a finales de 2024 y, como ocurre con los mercados desarrollados, también existe la opinión generalizada de que los tipos de los bancos centrales de los mercados emergentes han tocado techo. Además, los ciclos de subidas de tipo de los mercados emergentes comenzaron mucho antes que en los mercados desarrollados, lo que significa que los bancos centrales de los países emergentes cuentan con un importante colchón de tipos de interés reales positivos, lo que podría ayudarles a flexibilizar la política monetaria y sostener las economías más adelante. Aunque esperamos que el crecimiento de los mercados emergentes se reduzca ligeramente en el nuevo año, en cuanto al diferencial de crecimiento esperamos ver un retorno sostenido a un crecimiento más fuerte en los mercados emergentes que en los desarrollados.

 

En lo que respecta a otras dificultades, aunque China ha lidiado con un caída del crecimiento y la explosión de su burbuja inmobiliaria, nos ha sorprendido gratamente que, en líneas generales, estos factores no han tenido un gran impacto en los mercados emergentes. Además, creemos que los mercados chinos y el sentimiento hacia el gigante asiático han tocado fondo y, por lo tanto, esperamos ver cierta mejora a medida que avance el año, ya que las políticas monetarias y presupuestarias han demostrado que el gobierno chino está cada vez más resuelto a sostener la economía y su crecimiento.

 

Durante los últimos años, hemos visto unas tasas de impago superiores a la media en la deuda emergente, debido principalmente a las dudas en torno el sector inmobiliario chino y la guerra en Ucrania. Sin embargo, también prevemos una importante mejora de las tasas de impago en 2024; así, las previsiones descienden hasta acercarse a las medias a largo plazo ante la caída de los riesgos.

¿Entrarán capitales rápidamente en 2024?

Ante la mejoría de la coyuntura y la variedad de motores positivos para los mercados emergentes este próximo año, prevemos que retornen los flujos de entrada en esta clase de activos. En cuanto a las tendencias, cuando se aprecia un retorno de los capitales hacia la deuda emergente solemos ver una entrada rápida de flujos , en lugar de atraer flujos graduales. Aunque no intentamos pronosticar cuándo se producirán los flujos, sí prevemos que los inversores regresen a esta clase de activos en 2024, y nos hemos posicionado en consecuencia.

Conscientes del riesgo

Como siempre, estamos atentos a los acontecimientos en relación con los riesgos existentes. 2024 vendrá cargado de elecciones en los mercados emergentes y somos conscientes de los riesgos que conlleva esa incertidumbre. Sin embargo, como hemos mencionado antes, solemos ver ahora menos contagio en los mercados emergentes que en el pasado, lo que significa que el impacto del riesgo político tiende a ser limitado en el conjunto de la clase de activos. También se celebrarán comicios importantes en los mercados desarrollados en 2024, sobre todo en EE. UU., lo que podría tener repercusiones en otras regiones. Sin embargo, históricamente solemos ver un rally de alivio en los activos emergentes tras conocerse el resultado de las elecciones estadounidenses, lo que pone fin a la incertidumbre que traen consigo los periodos electorales.

 

Más allá de la política, también somos conscientes de que el riesgo meteorológico es uno de los más importantes en los mercados emergentes. Hemos venido oyendo más comentarios de los bancos centrales sobre El Niño, por su importante impacto potencial en la inflación de los precios de los alimentos en los mercados emergentes, donde la alimentación representa una parte importante del gasto de consumo. Seguiremos atentos a estos riesgos cuando nos adentremos en el nuevo año.

El foco se desplaza hacia los factores locales

De cara a 2024, pensamos que los actores del mercado volverán a centrarse en los factores de los mercados emergentes: el diferencial de crecimiento con los mercados desarrollados, la caída de la inflación, la independencia de los bancos centrales y el fuerte crecimiento del consumo.

 

Ahora mismo, las valoraciones no están en sintonía con los fundamentales en ciertas áreas de los mercados emergentes: los diferenciales son más amplios, mientras que los fundamentales no se han deteriorado tanto como los mercados habían previsto durante los últimos años. Gracias a una combinación de diferenciales amplios y fundamentales sólidos, junto con varios vectores potenciales en 2024, somos optimistas sobre las perspectivas de esta clase de activos de cara al próximo año.

 

A la vista de la mejoría de la coyuntura en lo que respecta a las situaciones específicas de los mercados emergentes, hemos alejado nuestra exposición de los exportadores para acercarnos a las áreas que creemos que deberían beneficiarse de la economía local y la mayor demanda, como los sectores relacionados con el consumo, las telecomunicaciones, los servicios públicos y los bancos. Como siempre, creemos que un enfoque diversificado, pero selectivo, es crucial.

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