Nuestras esperanzas para la sociedad, el planeta y los beneficios
Abbie Llewellyn-Waters, Freddie Woolfe y Jenna Zegleman, miembros del equipo que gestiona la estrategia de renta variable global sostenible de Jupiter, exponen los progresos que les gustaría presenciar en 2022 y en años venideros en materia de cambio climático, desigualdad y biodiversidad.
Esta década es clave si queremos conseguir los avances necesarios para abordar los retos a largo plazo a los que se enfrenta el planeta en el que vivimos y la sociedad en la que coexistimos. En 2021, los mercados financieros se movieron en gran parte por consideraciones a corto plazo, pero si queremos prosperidad económica a largo plazo, necesitamos mirar más allá de lo inmediato para abordar cuestiones vitales. Por esta razón, nos centramos en empresas que están liderando la transición a un mundo más sostenible. Para ello se necesita una perspectiva a largo plazo, centrada en resolver cuestiones vitales en áreas como el cambio climático, la desigualdad y la biodiversidad. El imperativo de la inversión sostenible nunca ha sido mayor.
Medidas contra el cambio climático
La COP26, la conferencia internacional sobre el cambio climático que tuvo lugar en Glasgow en noviembre de 2021, fue un hito en la aceleración de las nuevas políticas para abordar la reducción de las emisiones y el declive de la biodiversidad. Aunque los resultados de la conferencia podrían haber sido mejores, el rumbo trazado es claro. Desde hace tiempo sostenemos que es necesaria una colaboración internacional en relación con los precios del carbono y durante la COP26 surgió una dinámica positiva en torno a estas medidas. Los gobiernos se comprometieron a revisar y reforzar sus metas de cara a 2030 para converger hacia el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales. Tenemos la esperanza de que se resuelva esta brecha entre la realidad y las metas. Esperamos ver una mayor colaboración, impulsada por la reiteración del compromiso conjunto de EE. UU. y China, y que se produzca una transición rápida, pero justa, hacia un futuro con bajas emisiones de carbono.
Como inversores, necesitamos ver concreción e irreversibilidad en las empresas dentro de sus esfuerzos por descarbonizar sus procesos. Las empresas capaces de reducir de forma tangible sus emisiones de carbono, en lugar de compensarlas, estarán mejor posicionadas para ofrecer rentabilidades sostenibles, ya que cada vez es más frecuente que los costes externalizados pasen a ser costes internalizados de las actividades empresariales.
En 2022, esperamos ver un nuevo impulso a las políticas para abordar el desajuste actual en los precios que pagamos por usar la naturaleza. Es vital que las empresas actúen para vivir dentro de los límites del planeta y mitigar su impacto medioambiental, tanto desde una perspectiva de resiliencia como financiera.
Eso también se aplica a nuestra propia empresa, por supuesto. Jupiter ha suscrito la Net Zero Asset Managers Initiative y se ha comprometido a alcanzar las cero emisiones netas en sus actividades y sus inversiones en 2050 o antes.
Es importante que la transición hacia un futuro con bajas emisiones de carbono sea una transición justa que aúne el cambio climático con la justicia social. En la COP26, por primera vez la transición justa fue un elemento clave del acuerdo, reconociendo así la importancia de ser ecuánimes a la hora de soportar la carga que supone abordar el cambio climático. La idea de compensar a las naciones vulnerables por las pérdidas y los daños provocados por el cambio climático también ha empezado a entrar en el diálogo y traza un rumbo para los compromisos de financiación por parte de las naciones ricas ante los países de rentas más bajas. El mundo desarrollado ha disfrutado de más de un siglo de crecimiento económico sin precedentes que ha tenido un coste medioambiental considerable. Es imperativo para el éxito de las acciones contra el cambio climático que las naciones en desarrollo eviten una crisis medioambiental similar.
Medidas contra la desigualdad
Además de invertir en empresas que lideran la transición hacia un mundo más sostenible, también buscamos las que están impulsando la transición hacia un mundo más inclusivo. El COVID ha agravado y sacado a relucir las desigualdades sociales. La convulsión económica provocada por los cierres relacionados con el COVID ha afectado desproporcionadamente a los grupos más vulnerables. En EE. UU., la tasa de desempleo se disparó al inicio de la pandemia de forma generalizada, pero sus efectos fueron considerablemente mayores para las personas que no habían terminado la educación secundaria. Del mismo modo, durante la pandemia, cuando los niños no pudieron asistir a clase, el acceso a la tecnología se volvió imprescindible para continuar con la educación, lo que, de nuevo, afectó desproporcionadamente a las personas con recursos más limitados.
El COVID ha agravado la vulnerabilidad de muchas mujeres, sobre todo en lo que respecta a su independencia financiera, y ha provocado que muchas abandonen el mercado laboral. En todo el mundo, la participación de la mujer en el mercado laboral ha descendido rápidamente. Este hecho tiene amplias repercusiones sociales, ya que existe una correlación entre el desempleo femenino y los niños en situación de pobreza. Buscamos una mayor transparencia en los salarios y una mayor participación de la mujer en las plantillas como indicador de empresas de calidad.
Medidas en favor de la biodiversidad
Abordar la pérdida de biodiversidad está convirtiéndose en una cuestión de primer orden para las autoridades. La mitad del PIB del mundo depende de la biodiversidad, pero seguimos utilizando los recursos naturales a un ritmo alarmante. La COP15, la conferencia intergubernamental sobre biodiversidad, comenzó en la ciudad china de Kunming en octubre de 2021 y continuará hasta abril de 2022. Nuestra esperanza es que las lecciones aprendidas con el cambio climático se puedan aplicar convenientemente a la urgente necesidad de revertir la pérdida de biodiversidad. El impacto de las empresas en la naturaleza será objeto cada vez más de una reevaluación en forma de coste, como ha ocurrido con el carbono.
Al igual que el carbono, la internalización de externalidades en torno a la biodiversidad planteará oportunidades y riesgos. Aunque las empresas llevan tiempo elaborando datos sobre emisiones de carbono, la medición del impacto de las empresas en la naturaleza está dando sus primeros pasos. Ya existen marcos que entrarán en vigor durante los próximos años para uniformizar la información que se divulga, principalmente el del Grupo de Trabajo sobre Información Financiera Relacionada con la Naturaleza (TNFD). Se trata de un paso positivo, pero también un paso que debe estar seguido de concreción e irreversibilidad por parte de las empresas. Abordar estos retos reviste una enorme importancia en estos momentos, tanto para nuestra sociedad como para nuestro objetivo de revalorización del capital a largo plazo. El imperativo de la inversión sostenible nunca ha sido mayor.
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