Deuda de los mercados emergentes: ¿Puede ir a peor?
Reza Karim explica cómo se ha comportado esta clase de activos este año y qué segmentos del mercado ofrecen oportunidades a los inversores.

Reza Karim, gestor de fondos de deuda emergente, explica cómo se ha comportado esta clase de activos este año y qué segmentos del mercado ofrecen oportunidades a los inversores.
El índice de deuda pública de los mercados emergentes ha caído un 17% en lo que llevamos de año, mientras que el índice de bonos corporativos lo ha hecho un 12%, con lo que se sitúa en niveles similares a los bonos High Yield estadounidenses y supera a los bonos Investment Grade de EE. UU. El factor clave de esta oleada de ventas es el mercado de bonos del Tesoro de EE. UU., que ha descendido un 8%. Por lo tanto, la pérdida adicional de la deuda corporativa emergente es aproximadamente del 4%, a pesar del impacto de la guerra ruso-ucraniana y la volatilidad del sector inmobiliario chino en estos mercados.
El mercado de deuda emergente está formado por dos componentes: los tipos y el riesgo de crédito. Si alguien considerara que los tipos de interés están próximos a la estabilización, ahora sería el momento de centrarse en la deuda emergente. El principal componente de la actual oleada de ventas han sido los tipos de interés, en lugar de los riesgos locales.
Desde que el índice de los mercados emergentes arrancó en el año 2000, solo se han registrado rentabilidades negativas en tres años: 2008, 2013 y 2018. Por ejemplo, en 2008 el índice cayó un 16%, el año posterior subió un 35% y el siguiente, un 13%. Los mercados pueden rebotar y, de hecho, lo hacen.
Al nivel de los rendimientos actuales, creemos que la deuda de los mercados emergentes parece muy atractiva desde un punto de vista histórico. La pregunta es cuándo y dónde invertir. Históricamente, las rentabilidades ajustadas al riesgo son mejores en la deuda corporativa de los mercados emergentes que en la deuda pública y en la deuda en moneda local. En nuestra opinión, si un inversor adopta una visión a largo plazo y no trata de acertar con los tiempos del mercado, la deuda corporativa emergente es la exposición más adecuada. En vista del movimiento de los tipos este año, la deuda pública emergente con mayor duración encierra el mayor potencial para generar rentabilidades a corto plazo si consideramos que se producirá un cambio tanto en los tipos de interés como en el sentimiento en torno a los mercados emergentes.
En nuestra estrategia, la principal apuesta en estos momentos son los beneficiarios de la inflación y, por ello, nos preguntamos a qué países y empresas puede favorecer la subida de precios. Por ejemplo, Brasil tiene empresas que pueden beneficiarse de la inflación y del aumento de los precios de las materias primas y cuenta con un banco central creíble. También nos gusta Angola por el elevado precio del petróleo y el consiguiente impacto positivo en el ratio de deuda-PIB.
El gran favorecido de la actual crisis de las materias primas es Oriente Medio, donde los déficits presupuestarios han mejorado enormemente gracias a la industria petrolera. Sin embargo, creemos que las valoraciones son muy elevadas, lo que limita nuestro interés en incrementar nuestra exposición. En pocas palabras, buscamos países que se beneficien de la inflación, pero donde este fenómeno todavía no esté descontado.
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