Perspectivas 2026: Qué podría deparar la inversión en renta fija durante los próximos meses

Algunos de los principales expertos en inversiones de Jupiter ofrecen su visión sobre lo que podría tener reservado 2026 a los inversores en renta fija.
01 diciembre 2025 9 minutos

Introducción

En Jupiter, la renta fija se basa en tres sencillos rasgos:

  1. Independencia
  2. Gestión verdaderamente activa
  3. Especialización

En Jupiter, la independencia es fundamental para nuestra filosofía de inversión. Creemos que los gestores que son libres de expresar sus propias opiniones, sin estar sujetos a una «visión de la casa», están en mejor posición para generar alfa a largo plazo para los clientes. Por ello, nuestro equipo de Renta Fija está estructurado en distintas áreas de inversión, cada una de las cuales está facultada para elaborar su propias perspectivas macroeconómicas y su propio posicionamiento en materia de tipos de interés y riesgo de crédito.

Asignar estrategias de inversión a especialistas en distintas áreas (por ejemplo, macro, deuda corporativa) es clave para que ese modelo funcione.

Todas estas estrategias cuentan con el apoyo de nuestro equipo centralizado de análisis de crédito. Este equipo desempeña un papel vital a la hora de identificar oportunidades en todo el universo de los bonos corporativos, garantizando que nuestras carteras se basen en un análisis fundamental en profundidad.

Ariel Bezalel y Harry Richards hablan sobre cómo afrontar una economía global que experimentará divergencias.

Ariel Bezalel and Harry Richards are Investment Managers, Fixed Income

Las condiciones macroeconómicas globales de cara a 2026 se definen cada vez más por la divergencia que por la sincronización.

La economía estadounidense sigue afrontando un escenario complejo con potentes fuerzas contrapuestas. La dinámica de crecimiento sigue siendo positiva, aunque más lenta, sostenida por la fortaleza de los servicios y la inversión empresarial impulsada por la IA, mientras que sectores tradicionales, como la vivienda, se enfrentan a obstáculos persistentes.

Las condiciones del mercado laboral se han deteriorado notablemente, arrastradas cada vez más por una demanda más débil que por una oferta limitada. Los indicadores alternativos apuntan a una ralentización de la contratación y a un aumento de los despidos, aunque el desempleo se mantiene contenido.

Las valoraciones de los activos de riesgo siguen siendo elevadas y representan una vulnerabilidad clave. Cualquier corrección de las expectativas de crecimiento relacionadas con la IA podría traducirse en una mayor debilidad del mercado en general a través de un efecto riqueza negativo. La deuda corporativa no cotizada y los canales alternativos de financiación siguen expandiéndose, aunque los riesgos sistémicos parecen limitados. Seguimos atentos a cualquier suceso en la parte corta de la curva que ponga de manifiesto una posible necesidad de liquidez debido a la escasez de reservas.

La inflación excluyendo los aranceles sigue enfriándose, sobre todo en servicios como los alquileres. Es probable que los aranceles hayan añadido entre 30 y 40 puntos básicos al IPC general interanual, pero este impacto podría desaparecer a medida que se ajusten los flujos comerciales. Una política monetaria más flexible y las próximas rebajas fiscales (sobre todo en el primer semestre de 2026) pueden introducir riesgos al alza para el crecimiento y la inflación más adelante en el año.

El mercado descuenta aproximadamente otros tres recortes de tipos por parte de la Reserva Federal de EE. UU. (Fed) hasta finales de 2026, lo que parece razonable. Sin embargo, los escenarios en ambos extremos siguen siendo plausibles: una desaceleración más brusca podría desencadenar una mayor relajación, mientras que un rebote a mediados de año podría limitar la flexibilización. También pueden surgir más interrogantes sobre la independencia de la Fed a medida que avance el año y se nombre un nuevo presidente.

En la zona euro, la inflación sigue estando contenida, pero persisten los retos estructurales para el crecimiento. La presión competitiva de China y la baja productividad lastran la dinámica de la industria, mientras que los estímulos presupuestarios podrían ofrecer cierto alivio cíclico, si se ejecutan eficazmente. Francia sigue siendo un foco de riesgo debido a la fragmentación política y a los desequilibrios presupuestarios, mientras que las economías periféricas siguen mostrando una trayectoria algo más positiva. La exposición a los tipos de toda la región sigue siendo una cobertura útil en medio de la incertidumbre actual. El Reino Unido destaca como uno de los mercados desarrollados más atractivos. Los elevados rendimientos, el deterioro del mercado laboral, la mejora de las perspectivas de inflación y un aumento creíble del rigor presupuestario pueden traducirse en rentabilidades superiores de los Gilts. En Australia y Nueva Zelanda, la dinámica del crecimiento y la inflación es dispar: el banco central australiano se enfrenta a nuevas presiones al alza, pero tiene poco margen para endurecer aún más su política monetaria, mientras que el anterior ciclo de relajación de Nueva Zelanda está estabilizando el crecimiento. Mantenemos una visión positiva sobre estos mercados. La curva neozelandesa mantiene su fuerte inclinación desde una óptica relativa, ofreciendo un buen carry y rolldown, y en Australia creemos que las perspectivas son poco claras, ya que no se prevén recortes de tipos.

Esta dispersión se refleja en las implicaciones para la inversión. Preferimos una exposición diversificada en el Reino Unido, la periferia de la zona euro y Australia/Nueva Zelanda. La duración estadounidense podría servir de cobertura. En los mercados emergentes, Brasil y México ofrecen rendimientos reales atractivos y posibles catalizadores en materia de política monetaria. En cuanto a la deuda corporativa, es probable que los diferenciales se mantengan estables o aumenten ligeramente, apoyados por un crecimiento moderado, unas políticas expansivas y, en términos generales, unos fundamentales sólidos. La dispersión sectorial refuerza un enfoque defensivo en atención sanitaria, comunicaciones, consumo básico y bonos garantizados, mientras que el sector financiero sigue destacando por su atractivo relativo y la solidez de sus balances.

Mark Nash habla sobre replantearse el entorno macroeconómico

Mark Nash is an Investment Manager, Global Macro Solutions

En 2025, la excepcionalidad económica de EE. UU. comenzó a desvanecerse. EE. UU. ha perdido su capacidad para crecer significativamente más rápido que otros países, una tendencia que probablemente se mantenga en 2026. Gran parte de estos perjuicios son autoinfligidos, derivados de las políticas diseñadas por las autoridades estadounidenses. Los aranceles se han traducido de forma efectiva en un gran impuesto a los consumidores y empresas estadounidenses que presiona los márgenes de beneficio y erosiona la demanda. Entretanto, el freno a la inmigración en EE. UU. ha tensionado el mercado laboral reduciendo la oferta y, al mismo tiempo, eliminando una importante fuente de poder adquisitivo. Juntas, estas fuerzas están debilitando tanto el lado de la demanda como el de la oferta en la economía estadounidense.

Los últimos datos muestran que la demanda está llevándose la peor parte. La creación de empleo se ha frenado de forma acusada, el desempleo está subiendo y la inflación está dejando de ser la principal preocupación. Ahora las perspectivas están dominadas por el crecimiento débil, no el sobrecalentamiento. Eso da a la Reserva Federal estadounidense (Fed) margen para relajar aún más la política monetaria. Dado que la economía necesita estímulos constantes, los tipos de los bonos probablemente desciendan y el dólar debería depreciarse de forma estructural.

Los inversores han estado buscando un depósito alternativo de valor a medida que se ha ido reduciendo la confianza en el crecimiento y las políticas de EE. UU. Las demás divisas aún no han logrado plantar cara al dólar, lastradas por sus propias dificultades fiscales y comerciales, por lo que el oro se ha convertido en la moneda preferida. Todo ello se suma a los indicios de que la excepcionalidad de EE. UU. se está desvaneciendo, dando así lugar a oportunidades en activos distintos del dólar, como los mercados emergentes, y respaldando la opinión de que los rendimientos tienen que bajar y no subir.
Más importante aún es que han aparecido oportunidades para la inversión macro global. Las caídas del dólar traen consigo tanto oportunidades direccionales en mercados con poca presencia en las carteras como también correlaciones más bajas entre títulos de deuda pública, lo que permite configurar una cartera mucho más sólida.

La inteligencia artificial (IA) abre otra dimensión. La IA promete una enorme mejora de la productividad y una transformación positiva de la oferta, pero a corto plazo amenaza con desplazar a los trabajadores más rápido de lo que las nuevas industrias pueden absorberlos. Para que la IA sostenga el crecimiento en lugar de coartarlo, la administración debe contribuir a facilitar el reciclaje profesional, la inversión y el gasto en inmovilizado. Para eso se necesitan tipos más bajos, un dólar más débil y un entorno que fomente la confianza empresarial.

IA: desempleo y menor inflación

Adopción de la IA frente a variación del desempleo por sector.

chart 1 Fuente: Banco de la Reserva Federal de San Luis, a 22.10.2025.

EE. UU. podría recuperar su halo de excepcionalidad económica, pero por ahora se encuentra en una fase de transición, marcada por un crecimiento más débil, una política monetaria más expansiva y un mundo que busca nuevos depósitos de valor.

Adam Darling habla sobre la importancia del rigor y la paciencia en el mercado de bonos High Yield 

Adam Darling is an Investment Manager, Fixed Income

Es bien sabido que los bonos High Yield son una clase de activo que puede ofrecer elevadas rentabilidades ajustadas al riesgo a largo plazo. Sin embargo, los inversores deben ser conscientes del inherente carácter cíclico de la valoración dentro del mercado a medida que los diferenciales de deuda corporativa suben o bajan en paralelo al sentimiento inversor y los fundamentales económicos.

Actualmente, los diferenciales de deuda corporativa se encuentran en niveles estrechos dentro de las horquillas históricas, lo que quiere decir que la demanda de esta clase de activo supera a la oferta en un momento en el que los inversores son muy alcistas en activos de riesgo. Este entorno impone un enfoque paciente y riguroso a la hora de invertir, ya que una posible ampliación de los diferenciales debido a sucesos imprevistos, como una fuerte desaceleración económica, puede ser perjudicial para una cartera. Al mismo tiempo, es importante recalcar que existe un carry interesante en el mercado y que los rendimientos siguen siendo atractivos a largo plazo. 

chart 2 1) Bonos HY globales - diferencial. 2) Diferencial medio de los últimos diez años. Los rendimientos indicados no son una guía o una garantía del nivel esperado de las distribuciones a recibir. El rendimiento puede fluctuar considerablemente durante periodos de volatilidad extrema en los mercados y la economía. Fuente: Bloomberg. Índice de bonos HY globales: ICE BoFA Global High Yield Constrained Index, a 31.10.25.

Comprender los fundamentales empresariales siempre es importante, sobre todo cuando la valoración general es menos atractiva. A modo de ejemplo, los sectores cíclicos del mercado de bonos High Yield han registrado un deterioro considerable y rápido en fechas recientes, sobre todo los productos químicos y parte de la industria. Una temática para estar atentos, ya que podría ofrecer oportunidades a los inversores. Esos sectores cíclicos también podrían estar señalando las debilidades de la economía, sobre las cuales los mercados de activos de riesgo se muestran demasiado complacientes. En estos momentos, se está prestando mucha atención al mercado laboral, donde las tasas de desempleo parecen estar aumentando gradualmente. La cuestión es si este hecho constituye un indicador adelantado de una posible recesión, o simplemente un factor temporal que se desvanecerá de nuevo.

Los mercados entraron en 2025 con unas valoraciones bastante elevadas y, a este paso, el año podría cerrar con valoraciones igual de caras. Los mercados de activos de riesgo, como los bonos High Yield, han emitido señales de fortaleza este año, aunque se desató cierto pánico en torno al Día de la Liberación, cuando el presidente estadounidense Donald Trump anunció aranceles recíprocos sobre la mayoría de sus socios comerciales. Aunque las convulsiones provocadas por los aranceles ya han quedado atrás, sigue habiendo gran cantidad de incertidumbre en ese ámbito y todavía no se ha dicho la última palabra.

Luca Evangelisti habla sobre el nuevo entorno de diferenciales estrechos en los AT1/CoCos

Luca Evangelisti is an Investment Manager & Head of Credit Research, Fixed Income

El sector financiero europeo ha disfrutado de un 2025 muy positivo, con unos fundamentales sólidos que han alcanzado niveles máximos y unas valoraciones que reflejan estas mejoras tanto en las acciones como en la deuda.

En cuanto a los fundamentales de los bancos desde el punto de vista de la deuda, esperamos que su fortaleza continúe en 2026, favorecida también por unos tipos de interés más bajos (que respaldan la calidad de los activos) y un colchón de capital generalmente amplio en un entorno caracterizado por una generación de beneficios que ha mejorado sustancialmente en todo el sector. En este contexto, los bancos de la UE están muy bien situados para afrontar el riesgo de una posible ralentización de la economía y el consiguiente aumento potencial de la morosidad desde los niveles históricamente bajos actuales. Aunque unos pocos bancos pequeños y menos diversificados podrían estar más expuestos a una ralentización económica, la inmensa mayoría de las grandes entidades financieras cuenta con un colchón de capital suficiente para absorber un aumento de las provisiones y una posible ralentización de los beneficios.

Las valoraciones se están poniendo al nivel de los fundamentales y son cada vez más exigentes, especialmente en la parte sénior de la estructura de capital.  Los diferenciales de los AT1/CoCos se han estrechado considerablemente, alcanzando mínimos históricos durante el cuarto trimestre de 2025. No obstante, creemos que la fortaleza de los fundamentales continuará en 2026, apoyada además por unos indicadores técnicos positivos en materia de oferta. En los últimos años, los emisores han aprovechado los diferenciales de emisión favorables y han adelantado oportunamente los planes de financiación. Además, en 2026 habrá menos primeras fechas de amortización anticipada que en años anteriores, por lo que los estrechos diferenciales actuales podrían comprimirse aún más. Sobre todo en comparación con el sector corporativo, que se enfrenta a mayores dificultades, creemos que esta dinámica podría respaldar la idea de que los diferenciales de los AT1/CoCos podrían cotizar por debajo de los bonos corporativos HY en el transcurso del próximo año.

Desde el punto de vista de los riesgos bajistas, a pesar de las consideraciones anteriores, seguimos centrados en equilibrar racionalmente los riesgos al alza y a la baja de nuestras inversiones. Seguimos creyendo que la ligera ventaja que se deriva de descender por el espectro de calidad de los emisores no es lo suficientemente atractiva como para compensar la volatilidad potencial. En consecuencia, seguimos favoreciendo a los bancos grandes y bien diversificados con balances suficientemente sólidos para absorber incluso grandes perturbaciones económicas. Por estas razones, llevar a cabo una selección cuidadosa de emisores e instrumentos dentro del universo de los AT1/CoCos sigue siendo de vital importancia para continuar protegiendo las inversiones de la volatilidad de los mercados, sin dejar de aprovechar los elevados rendimientos que ofrece esta clase de activos.

Investment Outlooks 2026

A medida que los inversores miran hacia 2026, las cuestiones relacionadas con el crecimiento, la inflación y la política siguen siendo complejas. En Jupiter, la independencia es fundamental para nuestra filosofía y, en mercados inciertos, creemos que la gestión activa es más importante que nunca. Al dar a nuestros especialistas de inversión la libertad de formular sus propias opiniones, son capaces de identificar oportunidades y gestionar el riesgo.

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La fuerza del pensamiento activo: juicios independientes

Un rasgo clave del enfoque de inversión de Jupiter es que evitamos adoptar una «visión de la compañía»; en lugar de eso, preferimos dejar que nuestros gestores formulen sus propios juicios sobre la clase de activos en la que invierten. Por ello, es preciso señalar que las opiniones expresadas, incluidas las referidas a cuestiones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo, pertenecen al autor o autores y podrían diferir de las que mantienen otros profesionales de la inversión de Jupiter

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